La radiofrecuencia es un técnica en auge, cada vez más empleada en las unidades de dolor. Consiste en insertar una aguja hasta un nervio lesionado o hiperactivado, con el fin de provocar una micro lesión controlada en dicho nervio.
Se pueden realizar tres tipos de radiofrecuencia; la convencional o térmica, con la que se produce una lesión inducida por corriente alterna a una alta frecuencia y baja energía, generando una vibración de partículas que produce un aumento de temperatura local hasta 90ºC, esta técnica se usa en nervios puramente sensitivos o en el sistema nervioso simpático. Otro tipo de radiofrecuencia, es la pulsada, en la que se produce la lesión por un campo electromagnético, alternando periodos de radiofrecuencia con periodos silentes, lo que provoca que el calor se disipe, en esta modalidad solo se eleva la temperatura hasta los 42ºC. Este tipo de radiofrecuencia se puede utilizar en cualquier tipo de nervio, ya que este tipo de radiofrecuencia es una técnica neuromoduladora, no neuroablativa, esto hace que sea un tratamiento optimo en nervios periféricos y ganglios dorsales de las raíces raquídeas. Por último, tenemos la radiofrecuencia fría, con la que la lesión se produce enfriando la punta de la aguja, tiene la ventaja de producir lesiones esféricas y de mayor tamaño. Se usa para la denervacion de articulaciones, como la sacroilíaca, la rodilla o la cadera.
